Desde antes
de leer el texto, teníamos la impresión de que iba a hacer algo que por lo
menos fuera bueno. Eso principalmente por el autor. Sabía también la existencia
de cierta confusión mía por parte de la historia, puesto que con cien años de soledad me había pasado lo
mismo.
Una vez comencé a leer la historia, me topé
con exactamente la misma confusión, estado que es natural dentro de textos de
este autor. La razón principal de esto, son los diferentes y complejos saltos
temporales que se toma para contar la historia, incluso todavía más lógicos
bajo la idea de es que una crónica de una muerte. De hecho, con solo empezar el
libro uno se topa con une los primeros saltos temporales “El día en que lo iban
a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana (…) <<Siempre
soñaba con árboles>>, me dijo su madre 27 años después”(p.9). Este salto, que
puede ser tan pequeño, es algo que si uno no le toma la suficiente atención se
verá confundido y acomplejado por lo que más adelante se empieza a
configurar con más notoriedad.
Como se
mencionó anteriormente, teníamos esta expectativa en mente y he de decir que no
nos defraudó ni por lejos. Es un libro que, a pesar de ser complejo, tiene
bastante que ofrecer de la escritura característica del autor mencionado. Nos
gusta recalcar, en la complejidad de esta y la necesidad de ser leído con calma
y detenimiento.
Es
necesario destacarle la forma en la que está escrita y lo minuciosa que es para dar
detalles. Haciendo cosas como dejar sin dudas como se configuró todo, sin pelos
en la lengua para dar detalles que podrían parecer extraños (o asquerosos),
tales como quedó el cuerpo después de la autopsia, o describir exactamente los
últimos momentos de vida de Santiago.
Representación de la portada de la edición de Bolsillo |
A decir
verdad, es una lectura bastante entretenida y un tanto compleja, pero como ya
mencionamos anteriormente si es que el lector se da el tiempo y el camino de
hacer una correcta lectura, se encuentra con algo buenísimo y muy entretenido.
Concuerdo en que hasta para nosotros fue una historia confusa y por más que mucha gente quiso el olvido. El pueblo no pudo. Hasta el día de hoy se habla del rumor de Santiago Nasar y de cómo la casa sigue siendo el punto de recuerdo de tal suceso
ResponderEliminarAunque me tocó investigar la historia, ya que mi prima Ángela Vicario estaba involucrada en todo, me parece esplendido que se haya tomado y convertido en una lectura para alguien. Concuerdo completamente con tu visión de la historia y espero que más gente conozca a nuestro vecino Santiago.
ResponderEliminarHasta el día de hoy recuerdo parte de los sucesos. Siento que hay mucha alegría para algo tan merecido relacionado a la muerte. Aun recuerdo a los hermanos Vicario en mi carnicería afilando los cuchillos y contándome las razones por las que pensaban asesinar a Nascar, yo solo les desee buena suerte.
ResponderEliminarQuiero felicitarlos porque se da cuenta de la ordenación de una historia que parte desde el final, y se logra explicar en orden cronológico.
ResponderEliminarGran propuesta, se comprende fácilmente. Destacan con mucha agudeza los detalles sórdidos y el motivo del porqué lo realizan (la importancia del honor en una familia).
Muy buenas fotografías, los felicito.